jueves, 6 de febrero de 2014
Looking, buscando la serie gay definitiva.
He querido esperar a ver al menos los tres episodios que se han emitido, para ver el porqué tanto revuelo y tanta crítica en torno a la nueva serie de HBO, sobre tres amigos homosexuales en San Francisco.
Que si "cayendo en los tópicos", que si "bien de sexo", que si "ya estamos con que los gays toman drogas", y todo tipo de comentarios que echan por tierra un producto, que en mi opinión, y espero que en un futuro, por muchos, es un "Girls" pero a lo homosexual. Una serie en la que no pasa nada, pero que a través de esa cotidianidad nos cuenta cuenta huchas cosas sobre ellos, y sobre nosotros mismos.
Que el primer episodio comience con un encuentro en una zona de cruising, el segundo nos remita a la búsqueda de un tío sin circuncidar, y en la tercera nos metamos en una sauna, no me hace pensar que estemos cayendo en el estereotipo homosexual de sexo/drogas/fiesta, sino en la vida de cualquier homosexual medio. No me creo que ninguno de nosotros/vosotros no conozca a alguien o haya hecho cualquier cosa de las que se muestran en la pantalla. Y si no es así, no me lo creo.
Es como si ahora nos dedicásemos a criticar que en "Girls" van mucho de compras, en "Mad Men" se pasen el día trabajando demasiado, que en "The Big Bang Theory" juegan demasiado a videojuegos y juegos de rol, o en "Cougar Town" beban mucho vino (bueno, esto si es verdad... )
Dejémonos de cinismos y simplemente veamos lo que viven estos tres amigos, que creo nos van a dar mas de una alegría y mucho mucho drama en lo sucesivo.
Resumiendo la trama, por si aún no sabes nada, tenemos a tres amigos, dos de ellos compañeros de piso. Uno es camarero, otro artista, y otro, creativo de videojuegos. Todos en la treintena o finales de los veintitantos, y todos ellos en busca del amor, y de su lugar en el mundo; con las inquietudes que tenemos todos en cuanto al trabajo, las parejas, la familia, etc.
Buen guión, buenas interpretaciones, buenas localizaciones... Qué mas se puede pedir?
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San Francisco, California, EE. UU.
miércoles, 29 de enero de 2014
Brokeback Mountain. (Teatro Real)
Después de haber escuchado comentarios de todo tipo, y ninguno positivo, quise dejar a un lado las críticas ajenas, y decidí acercarme al Real a verlo con mis propios ojos.
Desde que la pasada temporada se anunció este en encargo del teatro, y casi casi me lo pierdo, quise presenciar lo que se había cocinado con la ayuda de la propia autora del relato, Annie Proulx. Las expectativas, muy altas, dado que la película, aún pecando de versión descafeinada del relato, pero sumándole una emoción que el texto carecía, verlo convertido en una ópera, era, cuanto menos, muy ambicioso, y después de haber haber visto la representación, se queda en eso, en una ambición fallida.
Desde el comienzo, con esas cuerdas nerviosas y una percusión asfixiante, te hueles que algo no encaja. Y la escenografía no ayuda. Caja en blanco, con proyecciones de la montaña, y poco mas. Se puede opinar que, como muy acertadamente opinó mi vecino de butaca, se asemejaba a una página en blanco, y quizás ese sea el efecto que se quiere conseguir, para no olvidar el origen del relato. Según avanza la representación, se suman mas elementos al decorado, pero se peca de una estática que no ayuda; usar un mismo decorado para representar cuatro ambientaciones, queda muy limitado.
La pareja protagonista, que es el alma del relato, de la película y supuestamente de la opera, tienen la misma química que Agustin Bravo y Bertín Osborne como pareja. Son lo primero que se me paso por la cabeza cuando les vi juntos. No digo que hubiese sido MUY bueno que ambos hubiesen sido homosexuales para darle un poco de credibilidad a esa relación, ya que en el film, ni Jake ni Heath lo eran, pero conseguían transmitir que estaban hecho el uno para el otro en la pantalla, y componer una suerte de pareja trágica que pasara a la historia. Daniel Okulitch como Ennis, y Tom Randle como Jack, están incomodos, fríos, no transmiten nada, y no interpretan sus papeles, solo los cantan.
Los personajes femeninos son una mera presencia que hubiese eliminado por completo, ya que en el ópera no sirven ni como hilo conductor. Alma, que es la "mujer principal", que en la película interpretaba de una forma sobrecogedora Michele Williams, aquí es una histérica y caprichosa "con teléfono de princesa", que no transmite la angustia, la desolación y el odio hacia su marido, sabedora del propósito de esas escapadas esporádicas de pesca. Lureen y las madres, poco que añadir dado lo absurdo de sus intervenciones.
La partitura carece de romanticismo, y es un elemento que demuestra hostilidad. Es como un personaje omnipresente que "castiga" a los protagonistas durante las dos horas de representación. Es el ojo acusador que Ennis teme que le observe. Ni en los momentos de pasión (que para interpretarlos así, mejor usar marionetas, que justificarían el absurdo) da calidez, es insistente, asfixiante, es homófoba, si de eso se puede calificar a un ritmo.
En resumen, totalmente prescindible e insulsa. No te arrepentirás de ir a verla, por el simple hecho de ver algo curioso, y lo que posiblemente sea la primera tragedia operística homosexual (pecando de ignorante).
miércoles, 9 de octubre de 2013
House of Versace.
Hace dos semanas, estando con varios amigos, descubrí el trailer del show, y pensé que iba a ser una serie, y me froté las manos; a qué mente loca se le ocurriría hacer algo como este proyecto, sobre alguien que está aún entre nosotros, es lo que me vino a la cabeza. A parte que siempre es un placer ver a Gina en pantalla. Eso es una diva trash, y las demás son unas aficionadas.
Este pasado fin de semana se estrenó en el canal Lifetime, y después de haber visto el resultado final, me hubiese gustado quedarme con el hype del trailer, porque ha sido una decepción absoluta. No hay diálogos icónicos, mas allá del "Yo ya estaba loca antes de las drogas", o esa otra tras pasar por rehab que dice "Tener que quitarme los tacones fue aún más duro que tener que dejar las drogas". El vestuario, aún tratándose de una peli sobre moda, tampoco es que sea espectacular, y más allá del gran trabajo de caracterización de Gina, que es realmente idéntica a Donatella, el resto del elenco están flojitos, y Gianni Versace convertido en una caricatura.
La película comienza unos meses antes del asesinato de Gianni, y se nos muestra la relación de amor-odio que se tenían como hermanos. En esa época Donatella era siemplemente una estilista y relaciones públicas de la firma, encargada de sacar adelante la firma, ya que Gianni solo se dedica a dormir y pasar tiempo con su novio Antonio. El coqueteo con las drogas de Donatella, se convierte en adicción tras la muerte del hermano, y su familia decide ingresarla en rehab, para que tome de nuevo las riendas de su vida y reflote el imperio que se hunde. Donatella pasa de ser una segundona a la sombra de su hermano, a ser otra segundona tras su hija Allegra, única heredera del imperio, la cual no desea nada de ello.
El biopic es muy amable con Donatella, y todo es descafeinado. No hay morbo de ningún tipo en las intrigas de la familia, no hay conflicto, todo está basado en una hora y cuarto de caida (con paracaidas) para 15 minutos de "aqui no ha pasado nada". Un material muy desaprovechado, que imagino motivado por las presiones externas de los personajes reales. Me hubiese gustado ver un "Mersache", en el que se mostrasen los trapos sucios de la moda, la erótica del poder, y el proceso de creación de un imperio.
Poneosla como la peli de domingo para echarse la siesta, aunque no me cabe ninguna duda que a Gina le caiga alguna nominación por este trabajo, ya que está espléndida. Comedida, pero maravillosa.
HOUSE OF VERSACE TRAILER from Jeremy Dann-Soury on Vimeo.
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Milán, Italia
jueves, 3 de octubre de 2013
Marranadas, de Marie Darrieussecq.
(...) Conozco tu problema. ¡Qué paz no tener que explicarnos nuestras taras!. Conozco tus problemas. Never complain, never explain. Perdón, perdón, si en vez de besarte la mano, te huelo el culo. Es un gesto que forma parte de mi innata elegancia. ¡Qué vida la tuya!, de las cloacas al palacio presidencial. El círculo perfecto. (...) La luz de la luna llena me transforma en "total lobo", y me abre un apetito... (...) Yo, el único hombre de negocios licántropo, director de la firma de lujo "Lobo Stas", fui a la vez testigo y protagonista de una muy particular historia de amor con un ser que vivía entre dos especies, my little piggy. My darling!, si acaso una noche de plenilunio mi diente, mi diente famélico, reclama tus carnes, verás, verás en mis ojos la lucha del amor contra el hambre. ¡Que te coma cruda, una hermosa muerte!, ¿lo deseas verdaderamente, my little piggy? Por mi parte preferiría que el delivery de pizza llegara a tiempo, y que cada quien comiera lo suyo; tu la pizza, yo el repartidor. Estos inmigrantes indocumentados, condenados al delivery y adobados con Coca Cola, son una bendición. Por fortuna no soy snob, adoro comer fast food sin discriminación. Prefiero enviar a estos pobres diablos al paraíso, antes que a sus países de orígen. Parecerá esto una solución bestial, pero a fin de cuentas, es seguramente, más humana.
miércoles, 2 de octubre de 2013
Roberto Zucco, de Bernard-Marie Koltès.
- ¡Dínos dónde está la salida!
- ¡Por arriba! No hay que querer atravesar las paredes, porque más allá de las paredes hay otra paredes. Siempre está la cárcel. Hay que escapar por los tejados, hacia el Sol. Nunca se pondrá un muro entre el Sol y la Tierra.
- ¿Y los guardias?
- Los guardias no existen. Basta con no verles. De todas formas podría coger a cinco con una sola mano y aplastarles de golpe.
- ¿De dónde te viene la fuerza, Zucco, de dónde te viene la fuerza?
- Cuando avanzo, avanzo. No veo los obstáculos. Y como no los he visto, caen solos ante mi. Soy solitario, y fuerte. Soy un rinoceronte. (...) No tengo enemigos. Y no ataco, aplasto a los otros animales. No con malicia, porque no les he visto y les pongo el pie encima. (...) No tengo dinero escondido en ningún sitio. No necesito dinero. (...) ¡Mirad el Sol!, ¿no veis nada?, ¿no veis cómo se mueve de un lado a otro?. (...) ¡Mirad lo que sale del Sol, es el sexo del Sol! El viento viene de ahí. (...) Es la fuente de los vientos.
lunes, 30 de septiembre de 2013
jueves, 26 de septiembre de 2013
Marranadas, de Marie Darrieussecq. (Naves del Español. Matadero)
Ehm... Por dónde empezar... Hacía mucho tiempo que no veía al público abandonar la sala a ritmo tan acelerado que lo que acontecí esta vez. Otra vez que vi abandonos en masa en una representación fue también en el Matadero, cuando aún no existía la sala 2, pero el público aprovechó el entreacto para no volver. La razón aquella vez era por lo denso del texto, ya que las interpretaciones y escenografía eran sobresalientes, pero el período de la transición en la URSS, pues como que no enganchaba. La motivación para la deserción en Marranadas era por lo bizarro de la propuesta y el despropósito de texto e interpretación a la que asistimos.
No voy a mentir y yo acudí al espectáculo por ver a Pepa Charro, y cuál fue mi sorpresa que tras el primer monólogo de la cerda Zoe, comprobé que Pepa no iba a salir mas que en el sobresaliente film que sirve de interludios durante la obra. Bajón extremo. Pensaba que aquello podía levantar, pero Alfredo Arias seguía saliendo a escena interpretando incoherentes personajes, camuflado tras caretas y vestuarios delirantes, que no hacían más que acrecentar la sensación de un mal viaje de psicotrópicos. ¿Una madame de burdel, una monja policía, una dermatóloga vestida de azafata, un licántropo?, todo inconexo y a cada cual más delirante.
Alfredo Arias, que según he leído, es un grande de las tablas en Francia, no logra transmitir nada al público. Nada, a parte de indiferencia y perplejidad. No hay empatía con esa mujer que está pasando por el horrible trance de metamorfosis en cerda, ante la mirada de extraños y especialistas, que quieren sacar provecho de la situación y usarla como a un simple trozo de carne con ojos. Todo ese desasosiego que transmite en la pantalla Pepa Charro, dirigida por Toni Aloy, no está sobre las tablas, y lo único que te gustaría es que se pagasen las luces y ver únicamente el periplo de esa Pepa apaleada por las calles, y que no salga más ese señor argentino irritante que no hace más que soltar sandeces.
Siento no poder escribir nada más amable para con la obra, pero ante tal espectáculo, que gracias que dura una hora y quince minutos, es cuando te planteas cuánto vale tu tiempo, y tu dinero. Esto ha sido de los peores 15€ invertidos nunca, más allá que en copas, que al menos te provocan un estado temporal de euforía y diversión, y no este espéctaculo vodevilesco de pesadilla.
Señorxs, no se dejen engañar. Ya solo queda hasta el 29 de septiembre para que otra cosa (mejor, dado el nivel que deja esto tras de si) se represente en este espacio.
PD: Tras es el desasosiego que me generó la obra, y no sabiendo muy bien si es que estaba atentando contra mi inteligencia y es que no la entendí, voy a comprar la novela en la que está basada la adaptación teatral. Algo bueno debía tener, aunque solo sea la curiosidad por saber si el libro es tan malo como la obra.
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